El verano y las altas temperaturas afectan a nuestro cuerpo. No solo es importante protegernos del calor y de los efectos negativos del sol, también debemos cuidar nuestra vestimenta y, por supuesto, utilizar un calzado de verano acorde con nuestra actividad.Los pies son, posiblemente, la parte del cuerpo que más sufre las altas temperaturas, cuidarlos, además de una cuestión de comodidad, es una cuestión de salud.
¿En qué se caracteriza un calzado de verano? Principalmente debe ser ligero, flexible, transpirable y cómodo. De esta manera podemos disfrutar de toda la actividad del verano sin perjudicar nuestra salud.
A continuación vamos a analizar qué tipo de calzado es el más recomendable en esta estación del año y cuáles deben ser sus características.
Calzado de verano, ¿en qué debemos fijarnos?
Las chanclas. Sin duda es el zapato veraniego por excelencia, pero hay que tener cierto cuidado con ellas. Es un calzado para playa y piscina, pero no para otro tipo de actividades ya que tiene deja el pie sin agarre. Además, por el material con el que se hacen no se recomienda su utilización por muchas horas continuadas.
Calzado deportivo. Del mismo modo que las chanclas, debemos utilizar este calzado únicamente en los momentos en los que hagamos deporte para así facilitar la transpiración del pie.
Tacones. Es importante que sea un zapato con agarre puesto que con las altas temperaturas nos puede sudar el pie y provocar un accidente.
Fijarnos en el tejido de nuestro calzado de verano. Los tejidos naturales como el cáñamo o el esparto son buenas opciones para el verano porque aislan el pie y evitan la sudoración. Del mismo modo, si hablamos de un zapato cerrado, asegurarnos de que esté fabricado con fibras naturales.
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